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Mostrando entradas de 2010

Los Pies Desnudos

                                                 Un cuento de Silvina Ocampo.- Argentina Esas peleas servidas como fiambres del día anterior son las peores, nos atan a un malestar hecho de nudos dobles, imposibles de desha­cer, tienen la consistencia pegajosa de las cataplasmas, pensaba Cristián Navedo, mientras agravaba el desorden de su escritorio apilando libros y papeles nuevos, cuya presencia agrandaba las cor­dilleras que crecían sin cesar sobre la mesa. Tenía el temor constan­te de morir asfixiado debajo de los papeles perdidos para siempre en el desorden, papeles que se buscan y no se encuentran nunca, por­que nadan en una zona indefinida de otros papeles detrás de los es­tantes, enredados para siempre en la obscuridad de los rincones empolvados de tierra. Y sin embargo, le habían enseñado de chico a ser ordenado, a doblar la ropa sobre una silla al acostarse, a guar­dar los cuadernos y los lápices en el cajón del pupitre, y más de una vez lo habían dejado sin postre. Pero tod

BUEN HUMOR

  Mi padre me dejó en herencia el mejor bien que se pueda imaginar: el buen humor. Y, ¿quién era mi padre? Claro que nada tiene esto que ver con el humor. Era vivaracho y corpulento, gordo y rechoncho, y tanto su exterior como su interior estaban en total contradicción con su oficio. Y, ¿cuál era su oficio, su posición en la sociedad? Si esto tuviera que escribirse e imprimirse al principio de un libro, es probable que muchos lectores lo dejaran de lado, diciendo: «Todo esto parece muy penoso; son temas de los que prefiero no oír hablar». Y, sin embargo, mi padre no fue verdugo ni ejecutor de la justicia, antes al contrario, su profesión lo situó a la cabeza de los personajes más conspicuos de la ciudad, y allí estaba en su pleno derecho, pues aquél era su verdadero puesto. Tenía que ir siempre delante: del obispo, de los príncipes de la sangre...; sí, señor, iba siempre delante, pues era cochero de las pompas fúnebres. Bueno, pues ya lo sabéis. Y una cosa puedo decir en toda verdad: c

No temer

“En verano la sombra del pino cruzaba el jardín. Allí a lo lejos, el mar como atormentado por la indecisión enviaba velados fulgores intermitentes para responder a los del cielo. -Observe la sombra de ese pino-dije -Hermosa. ¿verdad? -¿Solo hermosa? -Sí. -No solo es hermosa, tiene la ventaja de no temer nada, incluso si empieza a soplar el viento” .diálogo de Kusamakura de Sosheki Natsume. Etiquetas de Technorati: Kusamakura de Sosheki Natsume , temor , mar

El gigante de ojos azules

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El gigante de ojos azules - El Poema original de Nazim Hikmet (Turquía, 1902-1963) - Un gigante de ojos azules Amaba a una mujer pequeña Cuyo sueño era una casita Pequeña, como para ella, Que tuviera al frente al jardín con temblorosas madreselvas. El gigante amaba en gigante, Su mano, a grandes obras hecha, Mal podía construir los muros Ni usar el timbre de la puerta De una casita con jardín con temblorosas madreselvas. El gigante de ojos azules Amaba a esa mujer pequeña Que pronto se cansó, mimosa, De tan desmesurada empresa Que no concluía en un jardín con temblorosas madreselvas. Adiós, ojos azules, dijo. Y, con graciosa voltereta, Del brazo de un enano rico Penetró en la casa pequeña Que tenía al frente un jardín con temblorosas madreselvas. El gigante comprende ahora Que amores de tanta grandeza No caben ni siquiera muertos En esas casas de muñeca Que al frente tienen un jardín con temblorosas madreselvas.

Leyenda Mocovíe: El árbol de sal

Los mocovíes, indígenas del norte argentino, conocen un helecho llamado Iobec Mapic, al que muchos confunden con un árbol, por que tiene un gran porte y puede llegar a los 2 metros de altura. Dice la leyenda que cuando Cotaá (Dios) creó el mundo hizo esta planta para que alimentara al hombre; la planta se expandió rápidamente y fue de gran utilidad para la humanidad que la consumía agradecidamente. Neepec (el diablo), sintió envidia de ver lo útil que era esta planta y se propuso destruirlas a todas, de la forma en que fuese necesario y posible. Se elevó por los aires y fue a las salinas más cercanas, llenó un gran cántaro con agua salada y los arrojó sobre las matas con la intención de quemarlas con el salitre. Fue entonces que las raíces absorbieron el agua; la sal se mezcló con la savia y las hojas tomaron el mismo gusto. Cotaá triunfó una vez más porque la planta no perdió su utilidad, ya que con ella sazonan las carnes de los animales salvajes y otros alimentos... Etiquetas de

Ser infeliz. Franz Kafka

  Cuando ya eso se había vuelto insoportable -una vez al atardecer, en noviembre-, y yo me deslizaba sobre la estrecha alfombra de mi pieza como en una pista, estremecido por el aspecto de la calle iluminada, me di vuelta otra vez, y en lo hondo de la pieza, en el fondo del espejo, encontré no obstante un nuevo objetivo, y grité, solamente por oír el grito al que nada responde y al que tampoco nada le sustrae la fuerza de grito, que por lo tanto sube sin contrapeso y no puede cesar aunque enmudezca; entonces desde la pared se abrió la puerta hacia afuera así de rápido porque la prisa era, ciertamente, necesaria, e incluso vi los caballos de los coches abajo, en el pavimento, se levantaron como potros que, habiendo expuesto los cuellos al enemigo, se hubiesen enfurecido en la batalla. Cual pequeño fantasma, corrió una niña desde el pasillo completamente oscuro, en el que todavía no alumbraba la lámpara, y se quedó en puntas de pie sobre una tabla del piso, la cual se balanceaba levemen

Las líneas de la mano

Un cuento de Julio Cortázar   De una carta tirada sobre la mesa sale una línea que corre por la plancha de pino y baja por una pata. Basta mirar bien para descubrir que la línea continúa por el piso de parqué, remonta el muro, entra en una lámina que reproduce un cuadro de Boucher, dibuja la espalda de una mujer reclinada en un diván y por fin escapa de la habitación por el techo y desciende en la cadena del pararrayos hasta la calle. Ahí es difícil seguirla a causa del tránsito, pero con atención se la verá subir por la rueda del autobús estacionado en la esquina y que lleva al puerto. Allí baja por la media de nilón cristal de la pasajera más rubia, entra en el territorio hostil de las aduanas, rampa y repta y zigzaguea hasta el muelle mayor y allí (pero es difícil verla, sólo las ratas la siguen para trepar a bordo) sube al barco de turbinas sonoras, corre por las planchas de la cubierta de primera clase, salva con dificultad la escotilla mayor y en una cabina, donde un hombre tri

AMOR LITIGIOSO

  Una acción posesoria yo entablara para probar, con alegatos sabios, tranquila posesión sobre tus labios y derecho real sobre tu cara. Sé que costumbre inmemorial me ampara y que son rescindibles tus agravios; pero al decir de Ulpiano y de los Flabios, perdiera el juicio si tu amor ganara. Responde a mi demanda dolorida y reanuda la audiencia, suspendida cuando iba a secuestrarte el primer beso. Que prescribió la acción has pretendido, pero el mío es derecho ya adquirido como consta en las actas del proceso. Francisco Ordóñez, Amor litigioso Etiquetas de Technorati: Francisco Ordóñez , Amor litigioso

HISTORIADOR MEDIEVAL

Hasta hace muy poco un hombre se enorgullecía de no tener que ganarse la vida y se avergonzaba de tener que hacerlo, pero hoy, ¿existe acaso la persona que, solicitando un pasaporte, se atreva a presentarse como Hidalgo , aun si la realidad es que tiene algunas rentas y ningún trabajo? Hoy la pregunta «¿A qué se dedica usted?» significa «¿Cómo se gana usted la vida?» En mi pasaporte aparezco como «Escritor»; esto no me causa molestias con las autoridades porque los funcionarios de inmigración y aduanas saben que ciertos tipos de escritores hacen mucho dinero. Pero si en el tren un desconocido pregunta por mi ocupación, jamás respondo «escritor» por temor a que continúe preguntándome sobre la naturaleza de mis escritos, ya que responderle «poesía» nos incomodaría a ambos, pues ambos sabríamos que nadie puede ganarse la vida escribiendo únicamente poesía. (Hasta ahora la mejor respuesta que he encontrado, buena porque marchita la curiosidad, es Historiador Medieval ). W.H. Auden, El poet

Angus y la doncella mágica.

                                                       (Leyenda Celta) Cierta vez, Angus Og, hijo de Dagda y Boanna del palacio de New Grange, cayó profundamente enamorado de una doncella a la que había visto en sueños. Sus padres, preocupados por el mal que acosaba a su hijo, buscaron a la joven por toda Irlanda, pero no pudieron encontrarla. Finalmente decidieron llamar a Bov el Rojo, rey de los daanos de Munster y hombre diestro en misterios y encantamientos, quien tras buscar durante un año anunció que había encontrado a la ilusoria doncella en un lago llamado Boca de Dragón. Angus y Bov viajaron hasta al lago, donde encontraron a quinientas doncellas paseando en parejas, cada joven unida a su pareja por una cadena de oro. Entre todas las doncellas, Angus feliz reconoció a la de sus sueños y le preguntó a Bov quién era la muchacha, así supo que era Caer, la hija de Ethal Anubal, el príncipe de los daanos de Connacht. Angus se lamentó por no ser lo suficientemente fuerte como par

El Churrinche (Leyenda tehuelche).

  Ulian era un indio tehuelche que poseía extraordinarios poderes. Todos lo amaban y respetaban en su tribu y no sólo sus hermanos, los indios; lo amaban también las plantas y los animales, con los que podía hablar porque conocía todos sus idiomas y podía entenderse con ellos a las mil maravillas. Fueron ellos, los animales del bosque, los que, cuando Ulian era niño, lo salvaron de una muerte horrible... Cierto día, el indiecito se sentó en el bosque para hablar seriamente con un insignificante pajarito gris al que él llamaba "Churrinche". Como tantas otras veces, Ulian trataba de convencerlo de que él era tan útil y bello como los otros pájaros, pero el churrinche no se convencía: -¿No ves que no tengo ni una pluma de color? ¿No te das cuenta de que soy tan chiquito que casi no se me ve? Mírame bien: ¡Soy feo!... ¡muy feo! Tan seguro estaba el pajarito de lo que decía, que creía que todos pensaban lo mismo que él y, por eso, andaba siempre solo, así nadie podría compararlo

EL TAZÓN DE MADERA

                                                    Cuento tradicional de oriente El viejo se fue a vivir con su hijo, su nuera y su nieto cuatro años. Ya las manos le temblaban, su vista se nublaba y sus pasos flaqueaban. La familia completa comía junta en la mesa, pero las manos temblorosas y la vista enferma del anciano hacían el alimentarse un asunto difícil. Los guisantes caían de su cuchara al suelo de y cuando intentaba tomar el vaso, derramaba la leche sobre el mantel. El hijo y su esposa se cansaron de la situación. "Tenemos que hacer algo con el abuelo", dijo el hijo. "Ya he tenido suficiente. Derrama la leche, hace ruido al comer y tira la comida al suelo". Así fue como el matrimonio decidió poner una pequeña mesa en una esquina del comedor. Ahí, el abuelo comía solo mientras el resto de la familia disfrutaba la hora de comer. Como el abuelo había roto uno o dos platos, su comida se la servían en un tazón de madera. De vez en cuando miraban hacia donde e

La Sonrisa

                                         Un cuento de MAX AUB Cuando el general Den Bié Uko se enteró que su enemigo el general Bai Pu Un había caído prisionero, se alegró muchísimo. La verdad: nada hubiera podido satisfacerle tanto. Nadie lo notó. Así era de reservado, dejando aparte que los músculos de su cara no se prestaban a la exteriorización de ningún sentimiento. Lo mandó encerrar en la última mazmorra del fuerte de Xien Khec. La conocía de tiempo atrás, cuando los ingleses lo tuvieron allí a pan y agua, cuatro años. Hacía de eso bastante tiempo: entonces Bai Pu Un era como su hermano. Ocho barrotes a ras de tierra, cosa de veinte centímetros de alto, sitio suficiente para que corrieran las ratas, gordas, de los arrozales de la colina en declive. Sí, había sido como su hermano. Ahora había perdido. Den Bié Uko no dudó nunca, siempre tuvo fe en su estrella, aun cuando ayudaba a su amo —¿fue su padre?— a mover aquel telar primitivo. Entonces los franceses y los ingleses enviaban

EL CIRCULO DE BABA

  Cuenta un viejo mito que el Sapo vivía preocupado porque tenía en su campo un claro rival frente al que no tenía chances de sobrevivir: ¡La Serpiente! Ella reptaba, cambiaba y alteraba la seguridad del viejo sapo.  Asustado y sin saber que hacer, el sapo hecho mano de un recurso impensado: hizo salir de su boca una baba con la que fue encerrando a la Serpiente en un Círculo. Cada vez que la Serpiente intentaba pasar el borde, el Sapo, aterrorizado, escupía mas baba. Y La Serpiente, literalmente, rebotó siempre contra ese límite. Una vez encerrada ahí, se acomodó a vivir dentro del Círculo que el Sapo le trazó.Dice la leyenda que la serpiente un día dejó de intentar cruzar el círculo de baba y murió dentro de él. La serpiente es símbolo del nacimiento constante, de la renovación, del desprendimiento de lo muerto, que en cada nuevo ciclo cambia su piel como en un nuevo nacimiento. Mientras esta se moviera libremente, el Sapo, símbolo de lo lento, lo viejo, que vive en el pozo, con s

EL RECADO

                           Un cuento de Poniatowska Elena (México) Vine, Martín, y no estás. Me he sentado en el peldaño de tu casa, recargada en tu puerta y pienso que en algún lugar de la ciudad, por una onda que cruza el aire, debes intuir que aquí estoy. Es éste tu pedacito de jardín; tu mimosa se inclina hacia afuera y los niños al pasar le arrancan las ramas más accesibles... En la tierra, sembradas alrededor del muro, muy rectilíneas y serias veo unas flores que tienen hojas como espadas. Son azul marino, parecen soldados. Son muy graves, muy derechas. Tú también eres un soldado. Marchas por la vida, uno, dos, uno, dos... Todo tu jardín es sólido, es como tú, tiene una reciedumbre que inspira confianza. Aquí estoy contra el muro de tu casa, así como estoy a veces contra el muro de tu espalda. El sol da también contra el vidrio de tu ventana y poco a poco se debilita porque ya es tarde. El cielo enrojecido ha calentado tu madreselva y su olor se vuelve aún más penetrante. Es el

Mundos... Mundos...

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El cielo se abre celeste, casi sin nubes. Debajo, el bosque y el prado verde de pasto fresco y cimas pequeñas, onduladas como las olas del mar. La tierra con olor a rocío brota en flores que señalan la primavera naciente. El sol emerge del limite de los mundos, la luna acaba de esconderse; en un espacio mágico los astros del universo se han encontrado en un instante de amor, el mundo recibe sus dones. El hombre está dormido. La niña corre por el prado sintiendo bajo sus pies descalzos el fresco del pasto mojado, el blando de la tierra húmeda. Abre los brazos y recibe en medio del pecho el primer rayo del disco dorado de los cielos. Más allá, el lago despierta, las aves se acercan a beber, los animales cumplen sus rutinas, los árboles sacuden la modorra y los pájaros irrumpen ensordeciendo al silencio nocturno con su coro de melodías. La niña corre casi desnuda, no teme nada, es libre y ríe, ríe a carcajadas... El cielo la cuida cubriéndola, la tierra la cuida nutriéndola, ¿que más

El Cuento de las Arenas

  Un río, desde sus orígenes en lejanas montañas, después de pasar a través de toda clase y trazado de campiñas, al fin alcanzó las arenas del desierto. Del mismo modo que había sorteado todos los otros obstáculos, el río trató de atravesar este último, pero se dio cuenta de que sus aguas desaparecían en las arenas tan pronto llegaba a éstas. Estaba convencido, no obstante, de que su destino era cruzar este desierto y sin embargo, no había manera. Entonces una recóndita voz, que venía desde el desierto mismo le susurró: "El Viento cruza el desierto y así puede hacerlo el río" El río objetó que se estaba estrellando contra las arenas y solamente conseguía ser absorbido, que el viento podía volar y ésa era la razón por la cual podía cruzar el desierto. "Arrojándote con violencia como lo vienes haciendo no lograrás cruzarlo. Desaparecerás o te convertirás en un pantano. Debes permitir que el viento te lleve hacia tu destino" -¿Pero cómo esto podrá suceder? "Cons

LECCIÓN DADA A UN JOROBADO

                                                                     (Anónimo-Francia) Cuenta una historia, que un jorobado escuchando a un predicador, se le hacía difícil creerle sobre la perfección de la obra de Dios. Un día lo esperó a la salida de la iglesia y le dijo: -Usted pretende que Dios lo hace todo bien, ¡pero mire como me hizo a mí! El predicador lo examinó un instante y le contestó: - Pero amigo mío, ¿de qué se queja? ¡¡Está muy bien hecho para ser un jorobado!!! Etiquetas de Technorati: LECCIÓN DADA A UN JOROBADO , cuento Anónimo , Francia

EL UNIVERSO ESTA RODEADO DE BUENAS NOTICIAS…

                                                                             Autor: Facundo Cabral Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la Tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo. Además, el Universo siempre está dispuesto a complacernos, por eso estamos rodeados de buenas noticias. Cada mañana es una buena noticia. Cada niño que nace es una buena noticia, cada cantor es una buena noticia, porque cada cantor es un soldado menos, por eso hay que cuidarse del que no canta porque algo esconde…. Aprendí que nunca es tarde, que siempre se puede empezar de nuevo, ahora mismo, le puedes decir basta a la mujer (o al hombre) que ya no amas, al trabajo que odias, a las cosas que te encadenan a la tarjeta de crédito, a los noticieros que te envenenan desde la mañana, a los que quieren dirigir tu vida; ahora mismo le puedes decir 'basta' al miedo que heredaste, porque la vida es aquí y ahora mismo. Que nada te distraiga de ti mismo, debes estar atento porque tod

CERQUITA DE UN HÉROE

                           Un cuento de: MARÍA ESTHER DE MIGUEL Cómo no, señor, trataré de hacerle un sosegado informe acerca de lo que me tocó pasar cuando fui a las Islas y enfrenté con las fuerzas propias al enemigo, mejor pertrechado y con armamento sofisticado, como es sabido, porque salió en todos los diarios. En primer lugar quiero decirle que el día en que resulté designado fue un gran momento de mi vida, porque yo quería ir a luchar contra las fuerzas invasoras, aunque no me gustaba dejar Corrientes, que, amo usted sabe, es una tierra relinda. Y yo sabía que la iba a extrañar, como iba a extrañar a mi familia, o sea a mi mamá y a los gurises, o sea la Ñata y el Pedro y la Juana y el Lula y ... bueno, como son ocho no quiero cansarlos. Yo soy hijo de mi papá y de mi mamá, pero a lo mejor soy hijo de mí mamá solamente, porque en el tiempo en que yo nací, entre la Juana y el Lula, mi papá estuvo preso por razón de ser de política distinta (a la del Gobierno, claro) y yo recién

EL ARTE DE CONTAR

                 Un cuento de Javier de Rios Briz Todo comenzó un verano, cuando el abuelo Pascual se empeñó en enseñar al pequeño Daniel a sumar. “Para que vaya adelantando trabajo del nuevo curso”, dijo como apoyo a su decisión. “Deje al chaval que disfrute de las vacaciones, padre”, rebatió Marisa, la madre de Daniel, “que para eso ya están los maestros”. Pero no hubo manera, el abuelo Pascual era y sigue siendo muy testarudo, y si se le mete una idea en la cabeza, no ha nacido el mortal que pueda disuadirle de seguir adelante con ella. Así que fue a buscar la arrugada libreta que su mujer usaba para apuntar los litros de leche que vendían a los vecinos, y el flamante bolígrafo que le había regalado días atrás el comercial de la casa de piensos. El abuelo Pascual sentó al niño en sus rodillas, que accedió a recibir una improvisada clase de matemáticas sin rechistar, y empezó a escribir con grandes caracteres: 50. - ¿Sabes qué número es éste, Dani? - Sí, abuelo, el cincuenta. - Sí

EL CLUB DE LOS PERFECTOS

                                                                Un cuento de Graciela Montes Hay gente que ya está cansada de que yo cuente cosas del barrio de Florida. Pero no es culpa mía: en Florida pasa cada cosa que una no puede menos que contarla. Como la historia esa del Club de los Perfectos. Porque resulta que los perfectos de Florida decidieron formar un club. Algunos de ustedes preguntará quiénes eran los Perfectos. Bueno, los Perfectos de Florida eran como los Perfectos de cualquier otro barrio, así que cualquiera puede imaginárselos. Por ejemplo, los Perfectos no son gordos pero tampoco son flacos. No son demasiado altos, y mucho menos petisos. Tienen todos los dientes parejos y jamás de los jamases se comen las uñas. Nunca tienen pie plano ni se hacen pis encima. No son miedosos. Ni confianzudos. No se ríen a carcajadas ni lloran a moco tendido. Los Perfectos siempre están bien peinados, siempre piden “por favor” y jamás hablan con la boca llena. Hay que reconocer que

Interpretando según convenga

Cuento Sufi Un día de lluvia torrencial un vecino corría presuroso buscando cobijo, cuando un hombre devoto le preguntó: -¿Por qué corres? -Corro para no mojarme -contestó. -¿No sabes, desgraciado, que el agua de lluvia es una bendición divina? ¡Disfruta de ella! -le increpó el religioso. Impresionado, el vecino comenzó a caminar despacio, calándose hasta los huesos. Ocurrió que, otro día, el vecino vio al devoto corriendo bajo la lluvia. -¿Has olvidado ya que la lluvia es una bendición del Señor? -preguntó irónico. -Precisamente por eso corro a fin de no pisar esta bendita agua -respondió mientras se perdía calle abajo.   Etiquetas de Technorati: Interpretando según convenga , Cuento sufi

LA TRAMPA DE LAS OVEJAS

                             Un cuento de Laura Devetach Era horrible aquella noche. A Margarita le ardían los ojos y el corazón hacía ruido de animalito encerrado. La abuela se iba a otra ciudad por mucho tiempo, y no y no, ella no quería, se sentía demasiado sola. Las lágrimas salían calientes de los ojos calientes. La abuela ya le había dicho que regresaría y volverían a estar juntas. Todos le habían asegurado que iba a volver algún día. Pero a Margarita no le interesaba nada que volviera. Ella lo que quería era que no se fuera. No quería que la dejara. —¡No y no! —se llenaba las manos con puñados de sábana, con puñados de almohada mojada de lágrimas. El sueño llegaba como un peso sobre los ojos pero, de un salto, se volvía a ir. —Duérmase mi niña –había dicho la abuela—. Pronto volveré. Pero Margarita sentía un dolor muy grande, una falta de cielo, se sentía como en un campo sin nada de nada. Estaba muy cansada y no podía dormir. —Algo pasará. Algo rarísimo va a pasar y la abuela

La eñe también es gente

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                                                     Por María Elena Walsh 1. La culpa es de los gnomos que nunca quisieron ser ñomos. Culpa tienen la nieve, la niebla, los nietos, los atenienses, el unicornio. Todos evasores de la eñe. 2. ¡Señoras, señores, compañeros, amados niños! ¡No nos dejemos arrebatar la eñe! Ya nos han birlado los signos de apertura de interrogación y de admiración. Ya nos redujeron hasta el apócope. Ya nos han traducido el pochoclo. Y como éramos pocos, la abuelita informática ha parido un monstruoso # en lugar de la eñe con su gracioso peluquín. 3. ¿Quieren decirme qué haremos con nuestros sueños? ¿Entre la fauna en peligro de extinción figuran los ñandúes y los ñacurutúes? ¿En los pagos de Añatuya cómo cantarán Añoranzas? ¿A qué pobre barrigón fajaremos al ñudo? ¿Qué será del Año Nuevo, el tiempo de ñaupa, aquel tapado de armiño y la ñata contra el vidrio? Y, ¿cómo graficaremos la más dulce consonante de la lengua guaraní? 4. “La ortografía también